El manejo de la Capacidad, la Información y el Conocimiento.

La necesidad del “triunfo”, de lograr alcanzar nuestro “objetivo” profesional es algo que hoy día, en ocasiones, nos hace muy infelices por nuestra propia incapacidad de centrarnos en un ámbito específico. Es algo tan subjetivo como la infelicidad que nos produce nuestra incapacidad transitoria de no poder ver que posees un maletín porcentualmente mucho más lleno de cosas “ buenas”, que de “malas”. Esto pasa al menos con nosotros, los que vivimos en el llamado primer mundo.

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Sabemos que la información ha significado siempre poder, pero hoy en día, en mi opinión, la necesidad de este poder no sólo radica en la necesidad de manejar mucha más información de cara a, principalmente, conseguir tan solo el viejo poder monetario. Digamos que los nuevos y más jóvenes ricos acumulan más el poder informativo con el fin de caminar sobre el camino global, informativamente actualizable e interconectado que se abre ante nuestros ojos y ser capaces de competir y seguir perteneciendo a la lista de poderosos de una cosa u otra, por supuesto, pero también me imagino añadiéndole un toque ya más humanitario y filantrópico; digamos para construir algo hermoso y verdaderamente significativo para la humanidad.

Volviendo al tema, alguna vez he posteado en mí muro de Linkedin citas como la de “Herbert Simon” donde se menciona el hecho de que la profusión de información produce una merma de atención bastante significativa. Lo peor de todo esto es creer que la merma de atención de la cual hablo se refiere a la meramente instintiva o de conocimientos generales. No, me refiero a que con exceso de información a veces no nos centramos en nuestra propia orientación profesional y personal y dejamos muchas veces de focalizar el camino hacia nuestros objetivos profesionales.

En nuestros tiempos y dada la rapidez tanto evolutiva como tecnológica con que la sociedad se desarrolla, en lo que respecta al tema cívico, el conocer y estar lo más actualizado posible es un gran plus del cual uno se puede adueñar de cara a poder interactuar con cualquiera que se te cruce. Información es poder, hasta ahí está claro. Ahora, en España y en la actualidad, mi opinión es diferente: digamos que es como hacer un giro de 180 grados, pues profesionalmente, tomarte el trabajo de hacerte más sabio y poder ser representante de la sociedad global actual con tu particular representación del saber adquirido, seguramente que no te valdrá de mucho. Como digo, al menos en España, creo que todavía no.

Coordinarte como trabajador y futura promesa laboral para cualquier empresa requiere que la mayor parte del tiempo te centres en una sola cosa y hacerla bien, lo cual tampoco está nada mal, pero en mi opinión esto último es algo que no debe tomarse por ley. Rechazar la entrada de profesionales “multi-informados” y “multi-capacitados” debería representar una pérdida para cualquier empresa que desee evolucionar positivamente en el mercado actual y futuro. Y esto sucede hoy día muchísimo en las empresas y en la mentalidad de la mayoría de los responsables o encargados de reclutar profesionales para los distintos puestos dentro de éstas. Por supuesto NO me refiero a TODOS los profesionales del RRHH.

Volviendo a la descoordinación producida por el exceso de información de la que hablábamos, (producto de la exigencia globalizada de adelanto y crecimiento psicológico); ésta acarrea al “producto humano” Español hoy día hacia una descoordinación entre lo mucho que debería actualizarse con conocimientos generales para lograr algo profesionalmente, y al mismo tiempo lo poco que realmente se le dedica a la sabiduría general al exigirte tan SOLO saber hacer una cosa para una plaza laboral específica. Pero creo que esto cambiará más pronto que tarde. Vamos más hacia lo primero, repito, hacia la exigencia de cultura general y de perfiles polifacéticos o globales como resultado de desarrollarse en ámbitos profesionales diferentes. Además, deberemos invertir más en el talento.

Desgraciadamente, la sabiduría hoy día está aún muy subvalorada y no basta con conocer mucho de todo. Si al final no sabes hacia dónde te diriges e incluso te cuesta expresar qué es lo que deseas hacer para alcanzar tus logros         profesionales, tampoco te vale de  mucho tanto conocimiento.

De todas formas, no hay que desanimarse. Tenemos que aprender a coordinar la abundante información que poseemos y dosificarla según nuestras necesidades. Es tanta la que se nos exige y por la que se nos medirá en el futuro, que corremos como caballos desbocados hacia la fuente del saber para beber de ella, pero como digo hay que saber digerir y procesar dicha información: educar la “absorción” de conocimiento conlleva a una mejor transmisión del mismo.

“El triunfo, el objetivo, la meta”, es por tanto, algo meramente subjetivo. Cada uno de nosotros tenemos nuestras necesidades de llenar nuestro propio ego, y según estas necesidades llegaremos a ser más o menos felices. Lo importante es darnos cuenta de que dentro de la simpleza de las cosas se encuentra el verdadero orden. Además, se debe entrenar la inteligencia emocional, aprender a relativizar y por último aunar todo esto en un solo concepto para poder proyectar al mundo la mejor versión de uno mismo. Al lograr mejorar esto, se logra también ser más feliz y lo mejor de todo, se mantendrá uno sobre el camino deseado sin extraviarse. Y si por casualidad te desviaras en algún momento, pues dicen por ahí de manera optimista eso de que “hay más tiempo que vida”.