Cuando era niño pensaba que una vez acabados los estudios, automáticamente tendría un trabajo; un empleo de esos «para toda la vida«. Ya en la adolescencia me di cuenta de que esto no iba a ser así. Mi padre, el cual se quedó en la calle a los 45 años y con 4 hijos, tuvo que emprender. Montó su pequeño negocio trading, ya que acumulaba experiencia y contactos internacionales en el negocio agroalimentario y entonces y solo entonces, empezamos a cenar algo más que tostadas con mantequilla. Se levantaba a las 6 de la mañana contestando al teléfono en francés! Los mercados de Perpignan, París y Bruselas ya habían abierto y los camiones estaban haciendo cola en la aduana… Lo más gracioso era que contestaba desde la cama, adormilado diciendo… «No… que va! Estaba despierto y ya he desayunado…«. Lo que no sabía el «guiri» era que se había acostado a las 2 de la madrugada después de pasar las salidas…. ya sabe… «Parti ce jour….»
Mi tío Elías nos prestó dinero para comprar un coche (un Seat 124 marrón como el café con leche) con el cual mi padre recorrió toda la hoy conocida como la Comunidad Valenciana. No existían autopistas ni autovías; Teléfonos móviles??!! Ja!ja! Solo algunas cabinas telefónicas en la calle y teléfonos negros en algunos bares y gasolineras. Funcionaban con fichas… de esas que se utilizan para dar luz a algunas canchas de padel… Me río yo del Bitcoin… Internet??!! Con el Telex público nos bastaba… Había que hacer cola en la sede municipal de Telégrafos, pero era la «leche«!! Cuando el negocio fue mejor… compramos un Telex. Su cinta amarilla perforada me dejaba maravillado pero el tremendo ruido que emitía me hizo prever que duraría poco. Me impresionó tanto como la primera lavadora que pudimos comprar.
Efectivamente, en pocos años viví la revolución del Fax… Prometía mucho y cumplía más bien poco. Fue quizás, menos antesala del correo electrónico que el Telex… pero bueno, «para hacer una tortilla hay que romper los huevos«.
Ya con los estudios terminados y con cierto aprendizaje vital, el cual mis padres me inculcaron, decidí aplicar a un trabajo. La verdad es que aterricé «tarde» en ese mundo laboral tan estructurado. La razón fue a los 22 años firmé un contrato como músico de estudio con una multinacional y… Ayhhyhh! amigo… cuando la pasión llama a tu puerta, mejor dejarla entrar… Al fin y al cabo era un trabajo!!
Al poco tiempo me di cuenta de que el mundo del espectáculo te hace esclavo… gente extraña con la que te tienes que relacionar, drogas a las que tenías que decir que No!! quedando como un paleto… Aguantar egos… En fin… Eran esos tiempos… Tenía 25 años y di un volantazo a mi vida. Apliqué a un empleo y me seleccionaron a la primera. Estuve 3 años!!! Director de Marketing de una multinacional!!!! y… cobrando!! Posteriormente, en el segundo y último trabajo en el que apliqué (también multinacional), también me seleccionaron; me dieron despacho, coche, casa y sueldo… A los 30 años y después de recibir la invitación a abandonar la empresa si rechazaba la propuesta de irme a vivir (y a trabajar) a Holanda, tuve que emprender… Eran esos tiempos en los que el marketing lo abarcaba todo… como una religión!
Imagino que usted se estará preguntando y… «Por qué este tipo me cuenta todo esto?«… No se preocupe; yo también me lo pregunto… No le conozco de nada y ya sabe parte de mi vida… Lo comentado va en la línea de que las cosas han ido evolucionando, pero no tanto.
En este tema relativo al trabajo, se sigue eligiendo a las personas (candidatos) a través de una metodología totalmente subjetiva pero disfrazada de objetiva. Todos tenemos opinión sobre todos y eso es malo… Lo mejor es no fijarse en esos detalles evitando coger cariño y/o ojeriza a aquellos que te rodean y con los cuales compartes tu tiempo.
En el reclutamiento (antes llamado selección de personal) en una gran parte (más del 60% de las ocasiones) es el candidato el que renuncia en un proceso de reclutamiento. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo es que una persona está en 7 procesos y a usted no le convocan ni a una entrevista «así lo maten«?
Auguro que los actuales modelos de selección no van a poder soportar el gran movimiento que nos espera… por eso han ido triunfando las opciones tipo Big (Fat) Data; para desorientar todavía más a los desorientados. Para hacerlo bien y rápido hay que utilizar esas formulaciones algorítmicas que los profesionales de los RRHH (actuales) desconocen y quieren obviar, pensando que éstas les van a quitar ese empleo de reclutador, cuando en realidad les ayudaría a darle ese toque sensible y cualitativo en sus selecciones.
Normalmente, la evolución en una disciplina proviene de otra disciplina… Sabe? Qué sería de la medicina si no existiera la biología molecular? y la genética? y la bioestadística?… En fin… que si no hacemos un hueco en nuestra mente además de en nuestras agendas, poco evolucionaremos…
Insisto en que el reclutamiento va a «explotar» en los próximos 4/5 años… y desgraciadamente no se están aplicando soluciones realistas para lo que nos viene encima. Eso sí! artículos que citan las 5 tendencias en el reclutamiento, noticias sobre innovaciones (normalmente que sean de lejos… USA, Israel, etc…), recetas, etc… No paran de circular. Los profesionales del sector, atentos a todo esto, suelen hacerse eco de dichas innovaciones diciendo… «Es muy interesante… mmmm«, pero poco más.
Mientras, la avalancha de curriculums es brutal; se hacen colas en las entrevistas; aparecen anuncios rastreadores de «saldos profesionales«; el emprendimiento da más trabajo a aquellos que asesoran que a los asesorados; los jóvenes se «matan» por un empleo sin remuneración y se trasladan a otras ciudades y a otros países… y nosotros (los padres)… deseando que encuentren un trabajo «para toda la vida«… Parece ser que la solución es que existan más reclutadores que reclutados; y así, probablemente el problema del paro quede resuelto… por lo menos coyunturalmente.
06:00 a.m. Ringgggg!! Twui…Twui!!! mmkksss!! mmmkksss!! La leche!!! «Hello!?… No… I woke up 1 hour ago and I already had breakfast!!»
Autor: Elías Azulay Tapiero